Tuesday 17 December 2013

"Un cerdo en Gaza" por Sylvain Estibal

“Siempre encuentran soluciones. Nosotros solo problemas”


Un hombre en un barco espanta a las gaviotas. Busca pescado en su red, pero solo ha capturado basura. Jafar vuelve a la costa para vender su escasa pesca. Cuando llega a casa le miente a su mujer diciendo que ha tenido una buena recaudación. Al día siguiente se vuelve a adentrar en el mar y lo que consigue atrapar es un cerdo vietnamita. 

Así comienza Un cerdo en Gaza (2011), titulada originalmente Le cochon de Gaza; una película belga-germano-francesa escrita y dirigida por Sylvain Estibal.


Este filme trata de las aventuras de Jafar, un pescador palestino, pesca en su red un cerdo. Al practicar la religión musulmana, el hombre no quiere acercarse al cerdo, y rápidamente buscará una forma de deshacerse de él, aunque será más complicado de lo que él pensaba. Trata de venderlo, de matarlo, lo mete en su casa, etcétera. Un día se entera de que en Israel, el pueblo enfrentado, crían cerdos. En ese momento trata de ponerse en contacto con alguien de la otra parte de la frontera y negociará su venta, o al menos hará lo que pueda teniendo en cuenta el riesgo que supone en su país.

Tras esta trama con situaciones cómicas, se esconde un trasfondo político y social. Se trata del polémico conflicto que existe actualmente entre los palestinos y los israelíes. Dentro del ámbito político, también se introduce brevemente el papel de los medios de comunicación, mostrándose de forma explícita con la aparición de Obama en la televisión.

También se hace una reflexión secundaria sobre la sociedad y en concreto la familia de sus habitantes. Por otro lado podemos encontrar que en realidad se trata de un canto o un ensalzamiento de la paz.

Una clave del guion es conseguir desencadenar una historia a partir de algo tan anecdótico como un cerdo. Además, los personajes están bien desarrollados, de forma que cada uno representa además un conjunto de ideas o un grupo social del país al que pertenece. Por ejemplo, el protagonista representa la clase baja de Palestina, pues se trata de alguien modesto que trabaja mucho pero apenas tiene recursos para sobrevivir. En el lado opuesto se podrían situar los militares, que le hacen la vida más complicada y representan la autoridad. Sin embargo, Yelena, la mujer ruso-israelí con la que trata, tiene más en común con Jafar a pesar de que la política les enfrente.

Poco hay que destacar de la realización de este filme. Simplemente se podría decir que es eficaz porque consigue transmitirnos el mensaje con vigor.

El azul y los colores tierra y amarillentos son una constante de la dirección de fotografía en esta cinta. Son colores complementarios, por lo que se podrían interpretar precisamente como la confrontación que existe entre los dos pueblos.

Una película como esta tiene (o debería tener) un gran interés. Por un lado, en los lugares a los que afecta directamente la trama, Palestina e Israel, donde además debería tener una repercusión a nivel político porque podría concienciar a los ciudadanos del problema que existe y de la solución que se propone en el film.

Por otro lado, desde la visión europea o de otros continentes es interesante porque nos abre las puertas a un mundo que a veces nos resulta oscuro y del que solo nos hacemos una idea a partir de las imágenes que nos muestran en televisión. Eso sí, para entender mínimamente Un cerdo en Gaza hay que tener conocimiento al menos de cuál es el conflicto que existe entre los dos países.

Al igual que un cerdo en Palestina es algo tentador o incitador, la película también lo es por conseguir tratar un tema tan delicado de una forma tan sugestiva. De este modo el espectador no ve la película sufriendo por la amarga realidad, pero sí se le hace consciente del problema que existe. En definitiva, es una película sin grandes ambiciones pero con una gran historia como reclamo.

“Tienes que dar ejemplo. Tienes que hacernos soñar.” Un cerdo en Gaza


LAS OPINIONES SON RESPETABLES PERO DEBATIBLES

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